viernes, 26 de julio de 2013

Entre destellos claros y carmesí

Sí, la vida a veces nos lleva por caminos que no entendemos y de esos caminos se desprenden veredas que suelen acercarnos cada vez más y más a nuestro fatídico final, tanto que podemos alcanzar a rozar la muerte con nuestros propios dedos y después sentirnos grandes por sobrevivir a uno de sus encuentros, con el corazón en mil pedazos, pero a fin de cuentas vivos..

Alguna vez escuché de frases populares

Quien no sufre no ha vivido ni conoce sobre quien es en realidad

A mi mente simplemente llegaron muchas otras frases y preguntas de las cuales intente buscar una respuesta, siempre una tras otra a pesar de que en el tiempo la lista se hiciera más extensa y pesada, como una carga que se lleva a cuestas sin poder evitarlo y con los segundos andantes se vuelve imposible de sobrellevar.

En ese instante la vida me golpeo de nuevo como una roca, fuerte, solida y fría, tanto como la tierra húmeda donde mi cuerpo fue a dar tras el golpe. Me levanté buscando a mi alrededor con la mirada al culpable de ese dolor y me ví en un  lugar lleno de espejos, todo parecía un laberinto, a donde caminaba había un espejo más grande, otro más pequeño, otro que deformaba la imagen y otro que causaba gracia..

La desesperación me invadió mientras a lo lejos, las palabras, sus intentos por "arreglar" las cosas, su acciones y malas maneras de intentar expresar su sentir resonaban, como el retumbar de un cañón, agresivas, hirientes, a final de cuentas con la intención de matar...

La cabeza me daba vueltas mientras corría ya más desesperada por encontrar la salida de ese sitio, quería acabar con ese murmullo acosador que se posaba bajo mis oídos, que me causaba escalofríos y aterrorizaba... la voz de una mujer que seducía con su mirar y envolvía con sus palabras...

Aquella mujer que lentamente se camuflajeaba en aquellos lugares donde la luz de la luna no llegaba, donde era más densa la maldad, donde podías entrar pero no salir. Aquella mujer que se apodero de la verdad y la transformaba a su placer, que sabía bien el juego de aquel laberinto y tomaba alevosía y ventaja con cada paso que yo daba...

Era como jugar a la oca, puedes dar un paso adelante pero la oca dará tres más que tu...

Cuando mis pies se cansaron de correr sin encontrar la salida, lo mire, el estaba ahí escudado tras sus palabras y perspectivas, inculpandome de lo que pasaba, tratando de desviar el curso de las cosas a su conveniencia y aquella mujer detrás de el, susurrando cosas que me hacían sentir asco, temor y dolor...

Ambos me miraron y me lanzaron a las manos un espejo, era pequeño pero no menos letal. Bajo los rayos de luna mire mi reflejo... había sido yo quien los había dejado entrar en mi, en mi vida, en mi corazón... y  la única salida que encontraba era arrancarlos de raíz, para evitar que siguieran dañándome...

Tome el espejo y lentamente atravesé mi pecho, parecía una escena de un melodrama, cuando las luces del reflector solo alumbran al personaje principal... y ahí estaba yo, entre destellos claros y carmesí, entre lagrimas normales y lagrimas del corazón...

La vida que se esfumaba lentamente de mi cuerpo, corriente como un río que descendía de mis ojos, de mi pecho... Me demostraba una vez más que había sido yo la culpable de todo, por dejar que ese hombre llegará tan lejos  y que la mujer que ahora lo acompañaba se colara en mi vida, de manera tan sutil y siniestra.

Mi cuerpo regreso al suelo donde todo había comenzado, tras ese golpe que no entendí como advertencia, donde debí cambiar mi rumbo hacia otra vereda... y poco a poco las risas de ambos se apagaron así como los dulces destellos de luna que marcaban mi final.

FIN

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